La mayor prueba de que los dioses se equivocan en algo soy yo misma.
Sólo hay que mirarme, alta, fuerte, siempre buscando alguien que me abrace y proteja.
Soy lista, pero vaga.
Guapa, pero fea. Todo depende de cómo me sienta.
Me río siempre y siempre quiero llorar.
Soy la gran confusión de los dioses.
Pura ironía.
..Suerte que tú me complementas.
Creo que los dioses pueden equivocarse, pero, como buenos dioses, siempre se guardan un as en la manga.
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